viernes, 22 de julio de 2011

Teatro con amor

Teatro de pocos para muchos
Edwin Bustamante | Desde hace 16 años la Fundación Integrar realiza una obra de teatro en la que los actores, en su mayoría, son niños con autismo. Con la pieza de arte pretenden derribar algunos paradigmas que tiene la sociedad y que hacen a un lado a las personas con esta condición.
El escenario, los diálogos, la música, el vestuario, los personajes, los niños. Todo se resume en una palabra: color.

Toda esa puesta en escena, donde lo más importante era la inocencia, se vio reflejada en el musical Amarás bajo cero que la Fundación Integrar presentó el lunes en el Teatro Metropolitano.

Todos los actores eran niños y jóvenes con autismo, acompañados por el grupo vocal Cantoalegre, y todos dirigidos por la cantautora cubana Rita del Prado.

Patricia Gaviria, directora de la Fundación Integrar, resaltó que esta pieza teatral se presenta hace 16 años y "ayuda a sensibilizar a la sociedad para que no tengan prevenciones con los niños autistas".

El guión, sin ningún tipo de mordaza, va directo al núcleo del problema que tiene la sociedad con las personas diferentes: la prevención.

"Buscamos que la gente sea más sensible y entienda cómo funcionan las diferencias, que son un asunto que se puede resolver", dijo Gaviria.

La historia
En el escenario, Jimena Prudencia, una niña inconforme con las costumbres que tienen en su villa. Se encuentra con que los paradigmas sociales no permiten que la vida tenga un flujo armonioso.

En ese momento llega un visitante que necesita la ayuda de toda la comunidad para salvarse, sin embargo para que eso pase hay que romper tradiciones.

A través de una historia jocosa, que en momentos tiene lágrimas, la Fundación Integrar le apostó a la conciliación ante las diferencias.

Olga Marcela Álvarez, madre de un niño con autismo, cree que "estos eventos les ayudan mucho a los menores, y es una oportunidad para que interactúen en espacios donde encuentran que tienen habilidades".

Y es que toda la ayuda que puedan recibir las familias es valiosa, porque la información para llevar procesos con menores en esta condición es fundamental. La directora de la Fundación recalca que cuando se inicia el proceso es un momento muy difícil para los padres. "Incluso para nosotros los profesionales es difícil decir que vamos a empezar la historia de un niño con autismo", dice.

Al final, como todo, los padres aprenden a comunicarse con los niños, a leer los diferentes momentos emocionales por los que pasan, porque en la relación prima el amor, justo lo que debe pasar con la sociedad.



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